Si el lector pensó que el título de esta nota estaba indicando el cuarto libro de la Biblia y un versículo del mismo, le decimos que la temática va por otro lado.
Recientemente se ha publicado un valioso trabajo denominado Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina, 2019, a cargo de Fortunato Mallimaci, Verónica Giménez Béliveau, Juan Cruz Esquivel, con la coordinación general de Gabriela Irrazábal, todos investigadores reconocidos del CIEL—CONICET.
Este mismo equipo ya había realizado una primera Encuesta en el año 2008, por lo que ya hay material comparativo para saber qué ha ocurrido con la religiosidad argentina en esta última década, centrándonos hoy nosotros en la porción que nos corresponde, es decir, qué dice la Encuesta sobre los evangélicos de todo el país.
Tener data es importante, no en vano el Señor le indicó a Moisés oportunamente: “Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas” (Nm 1:2).
La encuesta fue en la República Argentina, en poblaciones de más de 5.000 habitantes, tomándose 2.421 casos, en un trabajo en etapas cuyo relevamiento fue entre agosto y septiembre del 2019. Asimismo la encuesta no se centra exclusivamente en lo cuantitativo, sino que incursiona en prácticas de religiosidad como ser frecuencias a los cultos/misas, espiritualidades alternativas, vínculos de las diversas religiones con la posición frente a la interrupción legal del embarazo, mirada sobre las concepciones patriarcales, lugares de mayor o menor crecimiento de la espiritualidad, posición de los creyentes frente a la pena de muerte, etc.
Lo más relevante sería el número que conforma el porcentaje de evangélicos de la Argentina: 15,3%, (de este porcentaje, el 13% es pentecostal y un 2,3% representa a otras denominaciones). En la encuesta del 2008, la población era del 9% del total. Esto implica un crecimiento del 70% del 2008 hasta aquí: ¿es mucho? ¿es poco? ¿es para estar conformes? La pastoral y los líderes pueden ser los indicados para responder estas preguntas que surgen de dichas cifras.
Un muy amplio espacio para crecer
Un dato general a destacar: el 62,9% de la población se manifiesta católica; el 18,9% cae en categoría sin religión, factor que se descompone así: 9,75% dice “ninguna religión”, el 6% se declara “ateo” y el 3,2% se dice “agnóstico”, es decir hay un inmenso sector de la población factible de ser abordado por los que hemos elegido a Jesús como nuestro Salvador, sin tener que incursionar en sembradíos ajenos. La cifra se completa con nuestro 15,3% ya mencionado (la fracción restante para llegar al 100% se integra con Testigos de Jehová/Mormones —1,4%—;otras religiones —1,2%—; no sabe —0,3%—).
Cómo nos relacionamos con Dios
Entre las cuestiones relevadas, hay una pregunta que nos interesa presentarla a nuestras denominaciones; la misma fue: ¿Cuál es la principal manera en que usted se relaciona con Dios?
Aquí la comunidad, a nuestro criterio, sale muy bien parada ya que estas fueron las respuestas de los hermanos y hermanas:
• Por su propia cuenta: 35,6%.
• Vía Iglesia/Templo: 55,3%.
• Mediante Grupos/Comunidades: 6,5%.
• No se relaciona: 2,4%.
Un toque de atención que nos debería servir de enseñanza
Ahora viene alguna mala noticia ya que el informe dice, en su página 7: “A medida que aumenta el nivel educativo mayor proporción de sin religión. Las y los evangélicos predominan en los niveles educativos más bajos”. Y como si esto no fuera incómodo de leer, añade, en página 13: “Las y los evangélicos crecen entre los sin estudios y el nivel primario”.
Otro elemento que nos interroga, como conclusión del informe (pág. 7), es el siguiente: “La mayoría de las y los habitantes de Argentina cuestionan las concepciones patriarcales sobre la familia y los roles de las mujeres y los varones en el hogar. El modelo patriarcal de familia se destaca entre las y los evangélicos”. Entre las y los católicos y sin religión aparecen mayores niveles de aceptación de la diversidad familiar y el matrimonio igualitario”.
Lo mencionado precedentemente —obviando lo del matrimonio igualitario, que no nos contiene— son parámetros que tal vez el liderazgo de la iglesia debería anotar y comenzar así a gestionar nuevas propuestas para no quedar anclados en conceptos que van evolucionando, en lo que a sociedad familiar se refiere, mucho más rápido que nosotros.
Nuestros puntos fuertes
La encuesta revela que el NOA es una región de preeminencia católica. En Patagonia y NEA el porcentaje de evangélicos supera al del resto del país. En AMBA (que es la Capital Federal y 40 municipios que la circundan en el Gran Buenos Aires) y Patagonia se registra la mayor proporción de confesos sin religión. Esto nos alienta a ver estas zonas como espacios de crecimiento, para abrir iglesias, para evangelizar. Máxime que son áreas donde la comunidad cristiana tiene fortaleza, por contar ya con muchos templos trabajando.
La cultura del culto
Finalmente, otro dato que nos interpela es la frecuencia de la asistencia al culto. Las conclusiones se tradujeron en:
• Todos los días o varias veces a la semana: 29,4%, (¡hermanos a felicitar, indudablemente!).
• Una vez a la semana: 23, 7% (¡bien!).
• Una o dos veces al mes: 8,9%.
• En ocasiones especiales: 20,5%.
• Nunca: 17,5%.
Indudablemente, los hermanos y hermanas que integran estos dos últimos porcentajes, que sumados dan un 38% de nuestra comunidad, necesitan un tirón de orejas, más allá de un replanteo en su vínculo con el Señor, que recurre a Pablo para instarnos: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” —Hebreos, 10:25.
Aquí entonces, algunos números fidedignos para saber dónde estamos, qué representamos y por qué caminos se pueden conducir nuevos objetivos de evangelización y de fidelización al Señor.—