El Pr Walter Gunzelmann reflexiona sobre esos momentos, donde algún sector pastoral se muestra renuente a integrarse a las páginas de Rhema, por no compartir un enfoque o no coincidir con otras miradas.

En un mundo donde las voces individuales pueden perderse en el bullicio del día a día, nuestro periódico se erige como un faro de pluralidad y entendimiento.
Nos enorgullece ofrecer una plataforma donde las doctrinas y opiniones de diversas iglesias encuentran un espacio para ser escuchadas y comprendidas.
Nuestra misión es sencilla pero poderosa: abrir el panorama para enriquecer a nuestros lectores con una amplia visión del mundo espiritual. En estas páginas, cada lector o lectora encontrará una rica gama de opiniones y vivencias, cada una aportando su color único al mosaico de nuestra membresía compartida.
Es fundamental para nosotros aclarar que nuestro contexto, el marco dentro del cual operamos y que no deseamos transgredir, está arraigado firmemente en la Palabra de Dios, la Biblia, y el testimonio personal de vida de cada autor que escribe para Rhema. Estos dos pilares, la Escritura y la experiencia vivida, guían la selección y presentación de cada artículo en estas páginas.
No pretendemos ser un eco de Martín Lutero clavando sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg; nuestro objetivo no es instaurar nuevas doctrinas, sino fomentar un diálogo enriquecedor basado en los principios eternos de la Biblia.
En cada edición, la búsqueda es iluminar y enriquecer sin alterar la esencia de la fe que compartimos.
El bagaje de cada autor o autora
Cada autor que firma un artículo en nuestras páginas trae consigo su testimonio de vida, su fe y su comprensión de la Biblia. Esto asegura que, aunque presentemos una variedad de opiniones y doctrinas, todas ellas están unidas por un respeto profundo y una adherencia a las enseñanzas bíblicas. Nuestro papel como medio de comunicación no es tomar partido, sino facilitar el diálogo y el entendimiento entre diferentes corrientes de pensamiento dentro de este marco sagrado.
Vivimos en tiempos de comunicación instantánea y acceso ilimitado a información. Como ministros del Evangelio, sabemos que es imposible limitar lo que nuestra membresía lee, escucha o ve. En lugar de intentar restringir este acceso, nuestra intención es proporcionar un espacio donde puedan encontrar contenidos edificantes y fieles a la Palabra de Dios, que les permitan discernir y fortalecer su fe en medio de esta diversidad. Además, confiamos en el crecimiento de nuestras membresías, sabiendo que no solo se informarán a través de Rhema, sino también a través de la diversidad de medios de comunicación disponibles hoy en día.
El valor de nuestro trabajo radica en esta apertura y disposición para aprender unos de otros, siempre dentro del contexto de la Palabra de Dios. Creemos firmemente que al dar cabida a una variedad de voces, no solo fomentamos el respeto y la tolerancia, sino que también proporcionamos a nuestros lectores una oportunidad única para expandir su conocimiento y comprensión del mundo que les rodea, sin apartarnos de nuestra guía espiritual.
Por esto, cada artículo que encuentra su lugar en Rhema es una invitación a explorar nuevas perspectivas y a reflexionar sobre las propias creencias. No siempre estaremos de acuerdo con todo lo que se publica, y eso está bien. La discrepancia y el debate respetuoso son esenciales para el crecimiento intelectual y espiritual. Así que, queridos lectores, les animamos a abordar cada artículo con una mente abierta y un espíritu crítico.
Consideren cada punto de vista presentado, reflexionen sobre él y permitan que sus propias ideas se enriquezcan a través del encuentro con la diversidad, siempre dentro del contexto de la Palabra de Dios y el testimonio personal de nuestros autores. Porque en este espacio, todos tenemos algo valioso que aportar, y es en la variedad donde encontramos nuestra verdadera riqueza.
Juntémonos para emprender, un viaje de descubrimiento y comprensión, aun en la discrepancia ocasional si la hubiera. De esta forma, juntos, continuaremos llevando adelante de mejor manera la gran comisión que Jesús nos dejó en los Evangelios: nada más ni nada menos que ir y predicar el Evangelio a toda criatura, haciéndolos discípulos.—